Robert crumb. Sketchbook vol. 5. 1989–1998 (Tapa dura)

Al abrir este volumen, nos hallamos con nuestro indómito héroe a sus 46 años, sumergido en plena crisis de la mediana edad. Pero en realidad Crumb ha vivido toda su vida indicados por episodios de ansiedad introspectivos y autoflagelantes, y estos años de madurez le sirven para depurar su agitada existencia y perfeccionar su talento artístico. El creador acompaña ahora los dibujos con textos más largos que dan muestra de su aguda capacidad de observación, como lo prueba un extenso párrafo dedicado a un encuentro con los colegas veganos de su hermano Maxon y otro con un himno poético dedicado a la angustia vital y el envejecimiento. La mudanza de su familia en 1991 a Sauve, al sur de Francia, se refleja en algunos cambios en su obra: los retratos de muchachas estadounidenses de mejillas sonrosadas esperando a ser servidas en cafés de California dan paso a jóvenes en cafés franceses; también aparecen imágenes pastoriles ambientadas en la campiña gala e inquietantes escenas de mendigos en el metro.El nuevo personaje más importante en este cuaderno de bocetos es un santón con turbante al que la joven Sophie Crumb llama Roman Dodo. Parece inspirarse ligeramente en el hermano de Robert, Maxon. Aparte de novias del presente y del pasado, también hace su debut Patricia Pig, una alegre híbrida humano-porcino.A medida que el artista se está acercando a los 50 años, las fantasías de vuelta a la dependencia infantil de figuras femeninas fuertes y además de una buena muerte, llevado a lomos de un ángel joven y fuerte, nos charlan no tanto de la angustia como de la aceptación del proceso de envejecimiento. Nuestro querido cascarrabias halla una forma de paz, una clase de aceptación de los crueles caprichos del destino. Hasta las páginas finales, cuando se llama a sí mismo, sin saberse muy bien por qué, “pedazo de MARICA”.En abreviadas cuentas, otro volumen arrollador.